Los germinados son un magnífico aporte natural y muy nutritivo que les encantará a nuestros periquitos. Existen aparatos que venden para hacer germinados y brotes en casa (pues también los consumen algunas personas). Pero también los podemos hacer en casa siguiendo ciertos pasos para evitar que se enmohezcan o se malogren y resulten peligrosos en lugar de beneficiosos.

Tomando nota de las experiencias de otros compañeros, e ingeniándomelas un poco a base de ensayo-error-acierto, paso a explicar cómo hago los germinados para los periquitos.



Primero, nos haremos con dos recipientes iguales que puedan cerrarse con una tapa. Pueden ser unas pequeñas fiambreras, en mi caso, usé unos recipientes que suelen traer cuando hemos hecho pedido de comida para llevar en el restaurante chino. Son relativamente cómodos, aunque tienen dos pegas: el plástico es un poco quebradizo y cuando se lo manipula para perforarlo hay que hacerlo con cuidado para que no se raje y nos heche a perder todo el esfuerzo; una vez perforado, quedan las rebabas de los agujeros sobresalientes por ambos lados, y si no se pulen con lija, es muy complicado limpiarlo con la típica esponja del fregadero, pues la daña y la rasga, quedándose con fragmentos de la misma.

Después, nos hacemos con las herramientas de trabajo: un alicates, un mechero y un clavo.


Si te armas de paciencia, puedes agujerear toda la base para que cuando cueles agua, se desaloje más cómodamente.

Para perforar la base y convertir uno de los recipientes en un colador "casero", calentamos un clavo con un mechero y lo mantenemos sujeto con unos alicates para no quemarnos, una vez el clavo está bien caliente vamos haciendo agujeritos por toda la circunferencia de la base. Hay que tener cuidado para evitar que el clavo se enfríe, y confiados, empujemos para perforar y acabemos partiendo el plástico.

En ese colador casero vamos a colocar un colador hecho pequeño (que emplearemos según con qué semillas, por comodidad), así que para poder dejarlo tapado con el colador puesto, vamos a romper un pedazo del reborde. Dependiendo del colador que hayamos comprado, la muesca será más o menos ancha y más o menos profunda. Yo opté por una baratija con mango y aro de plástico, pero con colador de aluminio. Al tener la red de aluminio pegada al aro, cuando quiero volcar su contenido (y serán semillas), no se tropezarán con ningún reborde y resbalarán fácilmente. El aluminio no se oxida, y es relativamente fácil de limpiar, de ser de tela, correríamos el riesgo de que la propia tela en contacto casi continuo con humedad, acabase por enmohecerse, y limpiarlo es más engorroso. Existen también coladores enteramente de plástico de tamaños similares, pero yo no encontré ninguno y sus orificios se encuentran sólo en la base, cosa que dificulta la limpieza de las semillas con la técnica que utilizo en este caso. Pero serían una opción válida para ahorrarnos hacer agujeritos en uno de los recipientes ;) .



Y una vez hecho, tenemos nuestro germinador casero, que se completa con el recipiente sin agujerear, que emboca al perforado dejando un espacio entre el suelo de ambos suficiente para alojar un poco de agua, que nos será de utilidad en el proceso del germinado.

Comenzaremos el proceso de germinación poniendo un puñado (cantidad de lo que queramos germinar, pero es mejor no excederse) de semillas en el colador y pasándolo bajo el grifo para empaparlas bien y retirar polvo y restos que nos puedan molestar en el proceso. Si vamos a germinar avena o trigo (semillas más grandes que el alpiste o el mijo) es recomendable cribarlas primero con un colador para ensaladas, en el caso de semillas más pequeñas, podemos soplar o usar un colador de aluminio.

Después depositamos las semillas en nuestro bote perforado, y el perforado, dentro del que no lo está. Llenamos de agua de manera que cubra un poco más del raso, pues las semillas van a chupar agua y se va a reducir, y en este primer paso nos interesa que se mantengan sumergidas. En este paso, añadiremos un chorro de vinagre para acidificar el medio e impedir la proliferación de hongos. Es preferible usar vinagre de manzana, pero de no tenerlo, otros tipos de vinagre nos sirven, mientras no sean negros estilo "vinagre de módena" o similar, como es lógico...


Las semillas negras son restos de lo que viene a veces mezclado, no hacen daño, pero podemos retirarlas manualmente.

Pasarán un máximo de 8 horas sumergidas. En verano, cuando hace más calor, es mejor reducirlo a 6 horas. En este lapsus de tiempo, como ya he dicho, las semillas se abastecerán de agua y aumentarán su volumen (algunas veces incluso ya muestran "interés" por germinar"). Al retirarles el agua, es cuando vemos lo práctico de nuestro recipiente perforado, pues sólo tenemos que elevarlo separándolo del recipiente que está entero y dejar que el agua se cuele libremente. sin necesidad de volcarlo y perder alguna semilla por el camino.


Ahora el uso del colador pequeño es opcional... Podemos hacer dos cosas:

  • Volcar las semillas en el colador, y darles sus enjuagues directamente en él; dejándolo posteriormente reposando en el interior encajándolo en la muesca, y permitiendo que haya una ligera película de agua en el espacio que queda entre el recipiente perforado y el entero, así mantiene la humedad necesaria para la germinación de las semillas.
  • Dejar las semillas en el recipiente perforado, aprovechando sus orificios para hacer los enjuagues sin encesidad de retirar las semillas en otro sitio, e impidiendo de este modo, la pérdida de algunas en un descuido.

El colador sirve para cualquier tipo de semilla, al tener los agujeros pequeños ninguna se colará por su rejilla, pero en el caso del recipiente, si los agujeros los hacemos con un clavo "grueso", en el caso de algunas semillas como el alpiste, pueden escurrírsenos entre ellos (no todas, evidentemente). El recipiente es muy cómodo con la avena y con el trigo, pues ambas son semillas voluminosas, y de este mdo nos ahorramos un "tercer elemento" y simplificamos mucho la tarea.


Aquí se ve el alpiste acomodado en el colador

Cuando tenemos las semillas en nuestro colador (a elegir según circunstancia), lo mantendremos cerrado para favorecer la humedad del ambiente. También haremos varios enjuagues durante las siguientes 24 horas. En mi caso, suelo enjuagar a "la hora del desayuno", el segundo "a la hora de la comida" y el último "a la hora de la cena". Para que coincida a horas cómodas, debeis hacer cálculos, tanto para mantener un ritmo de enjuagues regular, como para dárselos a los periquitos. Si nos encontramos con problemas de horario o pasan más tiempo del debido así, hay muchas probabilidades de que se estropeen, y más aún en verano, cuando hace más calor. Ante cualquier duda de la calidad del germinado, mejor desecharlo y no arriesgarse.

Y ya sólo nos queda servir en un comedero (o en varios) y dejarlo para los periquitos, que en cuanto los conocen, no se lo piensan dos veces y se lanzan entusiasmados a por esta "golosina" tan nutritiva.











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