Seguro que has escuchado alguna vez esta expresión sobre los periquitos. Y es una verdad que a muchos les cuesta aceptar por ignorancia, egoísmo u holgazanería. Cuando decides hacerte cargo de otro ser vivo, debes ser consciente de que eres toda la capacidad vital de esa criatura, y está en tu haber tener conocimientos mínimos sobre sus cuidados para cubrir todas las necesidades; y esto implica algo más que comer y beber. Mucho más. La calidad de una persona puede medirse a través del modo en que se encarga de animales y plantas. En este caso nos atañen los periquitos, y si somos responsables, sabremos que son animales gregarios y sociables. En la naturaleza viven en grandes grupos y están constantemente comunicándose e interactuando.

Cuando llega un periquito a nuestra vida, sea troquelado por haberle practicado una cría a mano o uno criado por sus padres, sea joven o sea viejo, nos generará curiosidad y satisfacción el mero hecho de tenerlo. Cuando logramos que no se asuste y responda con curiosidad o algo de confianza a nuestra mano o a nuestra presencia, saltan fuegos artificiales en nuestro pecho. El periquito busca compañía, busca respuesta como nosotros la buscamos a nuestras acciones y mensajes.

Un periquito en soledad comerá, beberá, incluso tratará de salvar el aburrimiento jugando. Seguramente piará, llamando a los pájaros que suenan fuera, o para contestar a un ruido repentino que suena en casa. Incluso con la música puede ponerse a gorjear. Puede estar así días, semanas, meses... Años. No tiene porqué acortarse su vida, y puede que viva los años establecidos como los normales (unos 15 aproximadamente). Estará esos 15 años llamando. Y nadie le contestará.

En otras ocasiones menos "felices", un periquito en soledad puede empezar a arrancarse las plumas (picaje), automutilarse (arrancarse las uñas o los cañones de las plumas en desarrollo), volverse agresivo, asustarse y paniquear con todo, puede volverse apático y no volver a gorjear; puede desarrollar manías recurrentes incómodas, como masturbarse con los barrotes de su jaula o no dejar de picotear una esquina "porque sí" (estereotipia), obesidad, plumaje desaliñado... Voy a escribir 3 "contraargumentos" reales de personas a las que les he sugerido, dicho, recomendado o explicado que los peris nunca solos:

  • "Mi periquito es feliz, canturrea, juega conmigo y además se alegra mucho cuando me ve" a lo que agrega: "Y ya tiene 6 años."
    • Lastimoso...
  • "Se lo hace con mi mano, me quiere mucho, está enamorado de mi"
    • Ridículo...
  • "No está sólo, lo acompañan los otros pájaros."
    • ¿En serio?

Vivir sólo significa no tener a nadie de tu misma especie con quién iteractuar, se agraba si la especie es gregaria y sociable por naturaleza y no por inducción. Cada uno con sus conclusiones ante este tipo de actitudes. A nosotros no nos entiende, ni nosotros ni otros animales son la compañía que necesita, no son ni somos periquitos (obvio ¿no?).

Si está solo será más manejable y podré adiestrarlo...
-Eso depende del carácter del animal, de sus experiencias previas con tu especie, y de lo paciente y constante que seas, no de si está sólo o no.

Sólo tengo sitio para uno...
-Un periquito ocupa exactamente lo mismo que 2.

Ya molesta el ruido de uno, imagina de dos...
-Forma parte del periquito no dejar de canturrear, graznar y gorjear. No tiene ningún sentido tener de mascota una criatura con la que estás incómodo.

Si se ponen a criar ¿Qué hago?
-Si no tienes intención de criar sencillamente no pongas nido. Tener dos machos es otra opción, y sexarlos es muy fácil; suelen ser más "amables" que las hembras, que tienden a ser algo más ariscas.

Es feliz con su espejito (o su muñeco en forma de periquito)
-Lo que nosotros entendemos por felicidad es sólo aquélla que entendemos por NUESTRA. Un periquito que regurgita semillas y canturrea a un espejo, del que no se separa ni un instante, es un periquito que pide a gritos UN COMPAÑERO. Es incapaz de comprender que el espejo es su propio reflejo. Y cuando picotea el muñeco en forma de periquito, es porque está acicalándolo para recibir el mismo trato. Que nunca llega. ¿Feliz?